martes, 28 de julio de 2009

TRATAMIENTO Y PREVENCION DE LOS PIES FRÍOS

Otro factor que influye en el mantenimiento de la frialdad en los pies es una sudoración excesiva de los mismos o, más concretamente, el que se hallen habitualmente húmedos, de forma que los calcetines que los cubren se conviertan en una especie de envoltura fría. Esto no significa que todo pie que suda se vaya a convertir en un pie frío, pues hay personas que sufriendo este transtorno lo notan bien calientes. El factor humedad no es pues determinante, pero sí coadyuvante, en el sentido de que a quien padezca de pies fríos y además los tenga húmedos todavía les va a costar más superar esta situación.
El proceder más correcto para solucionar el problema de frío en los pies es solventar las causas que lo producen. De todas formas, como esto no siempre resulta fácil ni posible, dirigiremos entonces nuestros esfuerzos a mantener los pies calientes, ya que el padecimiento crónico de pies fríos puede dar lugar a múltiples transtornos de la salud.
El primer paso a seguir será la práctica regular durante una, dos o tres veces al día, según cada caso en particular, de un baño de pies de temperatura creciente y alterna. Para ello basta con disponer de un buen tiesto de plástico con agua caliente, alrededor de 37º C, así como de una jarra con agua hirviendo o muy caliente. El nivel inicial del agua será de unos 15 cm. En el transcurso de unos 10 minutos, y con los pies dentro del tiesto, iremos echando gradualmente el agua muy caliente de la jarra hasta que el agua del tiesto alcance una temperatura de 41º C. Entonces sacamos los pies del tiesto y con una ducha de teléfono los irrigamos con agua fría de 15 a 20 segundos. Acto seguido los secamos y frotamos vigorosamente o realizamos ejercicios con los pies andando o saltando durante unos pocos minutos. Si sólo utilizáramos agua caliente, al sacarlos del agua se irían enfriando progresivamente y no resolveríamos el problema. Por ello la aplicación final fría y rápida es de suma importancia, pues la vasodilatación reactiva resultante (calentamiento reactivo) es más duradera que la vasodilatación producida por aplicación directa de calor.
A medida que vaya resolviéndose el problema de pies fríos, tomaremos este tipo de baño sólo una vez en el día y de preferencia por la noche, hasta dejar esta forma de ejercicios vasculares y pasar a un procedimiento más radical como el de pisar el agua que constituye una excelente medida preventiva. Este método consiste en echar agua fría en un tiesto de gran tamaño hasta que alcance un nivel de unos 10 cm. como mínimo. Ponemos los pies en el tiesto e iremos sacando un pie fuera del agua a cada paso que damos. La duración de este procedimiento depende de la temperatura del agua, pero será entre 15 segundos y unos pocos minutos. Después de un vigoroso secado andaremos un poco al aire libre para que entren en reacción. Estas aplicaciones hidroterápicas se realizarán de 1 a 3 veces al día durante 4 a 6 semanas.

CAUSA DE PIES FRÍOS

La temperatura de los pies, al igual que la de otras partes distales del cuerpo como las manos, las orejas y la naríz, viene determinada por la temperatura del entorno más inmediato, así como por el grado de irrigación sanguínea. Cuanta menos sangre llegue a los pies, más fríos estarán y viceversa. Los mecanismos fisiológicos del ser humano tratan de proteger la temperatura interna de su cuerpo, ya que ésta es una constante biológica que debe mantenerse dentro de unos límites compatibles con nuestra naturaleza. Para que esto se puedas llevar a cabo, la temperatura de la superficie de nuestro cuerpo variará en función de la temperatura ambiental. Ante un aumento de la temperatura externa (días calurosos, aplicaciones calientes, etc.) los vasos sanguíneos superficiales se dilatan, con lo que el cuerpo puede irradiar más calor, poniéndose en marcha, a su vez, los mecanismos de sudoración cuando se llega a los 33º C. De esta forma la temperatura interna podrá mantenerse constante. En épocas de frío sucederá todo lo contrario: los vasos sanguíneos superficiales se contraen y la sangre se concentra en el interior del cuerpo, de manera que la temperatura interna siga manteniéndose dentro de los estrechos límites compatibles con la vida.
La temperatura externa es importante, pero no es el único factor que puede explicarnos por qué cuando pasan los meses de calor unas personas padecen de pies fríos y otras no.
Un buen entrenamiento del aparato cardiovascular será decisivo a la hora de prevenir y combatir el problema de los pies fríos.
Desde que los niños son pequeños es conveniente evitar habitaciones calefaccionadas en exceso, baños o duchas con agua muy caliente, sin una posterior aplicación fría ràpida; calzar zapatos demasiados apretados o, como ocurre todavía en muchas mujeres, llevar tacones demasiados altos; emplear calcetines de fibra sintética de malla estrecha y que no dejen transpirar; usar ligas demasiado apretadas que entorpezcan la circulación de la sangre, hacer poco o nulo ejercicio físico; consumir habitualmente café, té o fumar, etc.
Existen además una serie de enfermedades que pueden instaurar o desarrollar una situación de pies fríos, como una arteriosclerosis avanzada de las arterias de las piernas, algunos estados anémicos o ciertas enfermedades angiospáticas. No hay que excluir de este grupo a ciertos estados congestivos o inflamatorios de vísceras internas, tema sobre el que se sospecha, pero aún no suficientemente estudiado.
La estufa más natural y sana de que dispone nuestro cuerpo es el ejercicio físico al aire libre. También resulta muy adecuado andar descalzo, pero, atención, sobre un suelo blando, como puede ser la hierba de un prado o la arena de la playa, jamás en un suelo duro.

LOS PIES FRIOS

Muchas personas, especialmente mujeres, sufren de este transtorno sin concederle la importancia que se merece, hasta el punto de que hay quienes lo consideran un trastorno normal con el que hay que convivir. Esto no debe ser así. Los pies son unos órganos que sirven para algo más que para caminar. Constituyen una valiosa pantalla de información sobre la que se proyectan ciertos transtornos de la salud, a la vez que es una importante vía para normalizar o regularizar muchas alteraciones del organismo. Padecer de pies fríos es mucho más que una molestia. Su repercusión sobre otras partes del cuerpo es notoria, y si el trastorno se hace crónico las consecuencias negativas llegan a ser frecuentes, así como la predisposición a padecer un sinnúmero de dolencias. Resulta, pues, del todo necesario conocer cuáles pueden ser las causas desencadenantes para ponerles remedio lo antes posible. Cuando sean difíciles de determinar recurriremos a la práctica de ciertos procedimientos hidroterápicos que pueden permitir solucionar el problema de forma duradera con las posibles consecuencias que se pueda llegar a producir.